jueves, 17 de noviembre de 2011

“Todo sobre mi madre », Pedro Almodóvar (1999)


Todo empieza con mucho realismo. La protagonista principal se llama Manuela, tiene un trabajo muy respetable en las urgencias del hospital de Madrid, e educa a su hijo de 17 años sola, Esteban. No aprendemos nada sobre el padre al principio, como si Manuela hubiera escondido en secreto todo lo que le sucedió antes del nacimiento de su hijo. Luego, en un abrir y cerrar de ojo, eventos todos más raros los unos que los otros siguen perturbando la tranquilidad de los protagonistas (y la nuestra al mismo tiempo). Tales como golpes de efecto, son resurgimientos en cascada que se suceden en el guion:

La Muerte del hijo (Esteban, 17 años, soñaba de ser autor), la desesperación de la madre inconsolable y depresiva (Manuela) quien decide huir a Barcelona, la sorpresa de que el padre es un travestí libertino con tetas más gordas que las de Manuela (Lola), la aparición de una amiga de toda la vida, quien es un amigo transexual en realidad (Agrado) y que se prostituye para pagarse tetas neumáticas, nuevos labios y culo de silicona, las representaciones de teatro de la actriz lesbiana (Huma) y de su enamorada drogadicta a la heroína, el encuentro de la hermana (monja) embarazada quien contractó el Sida después de su relación con Lola (¡Qué estupendo!), la enfermedad de Alzheimer del padre de la hermana seropositiva…

¡Nos falta un veterano de la guerra (quizás el padre fuera uno…), un terrorista de la ETA, y ya tendríamos todos los casos aislados que fueron las víctimas del mundo contemporáneo!

Así, Almodóvar nos embarca a través del tumulto que perturba la existencia de esas almas sin preocuparse de nuestra sensibilidad, dejándonos frente a su idea del ser humano, por la cual se esfuerza de diseñar una imagen cruda y viciosa. Haciéndonos reír y llorar con mucha agilidad, Almodóvar dibujó los apuntes de un mundo lleno de esperanza, en el que el humor a menudo triunfa de toda dificultad. La variedad de los registros (humorístico, patético, satírico, trágico también) así que el uso de la “Mise en abyme” aseguran un éxito seguro de la historia, y nos permite aceptar la extrañeza del estilo “Almodóvar”, donde siempre se puede encontrar a un transexual o a una histérica en las películas.

Si me decepcionó un poco con la escena del desenlace, en la cual estropeó el misterio sobre Lola (que me parece ser el protagonista clave de la película), me encantó con el personaje de Agrado. Su simplicidad (¡es un poco tonto, o debería decir tonta!) hace contraste con su naturaleza muy rara, lo que añade al cómico de su personaje. Es seguro que Agrado es mi personaje preferido, y ¡os aconsejo la escena del camerino para convenceros de elegirlo!

1 comentario:

  1. Gracias, Amélie. Un excelente resumen y crítica de esta película de Almodóvar.

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