martes, 1 de noviembre de 2011

Anécdota en Nueva Zelanda

La historia que voy a contar ocurrió hace cinco años cuando estaba estudiando en Nueva-Zelanda…

Después de haber obtenido mi bachillerato empecé estudios de medicina, pero decidí cambiar muy rápido. Porque no era posible empezar nuevos cursos durante el año, mis padres me aconsejaron ir al extranjero para que aprendiera el inglés. Elegí estudiar algunos meses en Nueva-Zelanda ya que me encanta viajar lejos. Además quería huir de toda influencia para encontrar lo que realmente quería estudiar. Entonces creía que pensar en mi nuevo proyecto profesional al otro lado del mundo sería perfecto.

Algunas semanas después de mi llegada allá, fui a visitar una isla aislada a la altura de las costas de Auckland. La isla no tenía agua corriente, la electricidad provenía de algunos grupos electrógenos y no había más de cien personas que vivía en la isla. Sólo algunos turistas venían aumentar elos efectivos de la población durante los fines de semana. Mi programa era visitar la costa y también subir al pico del monte que coronaba la isla. Al llegar arriba pude ver la costa de Auckland a la vista. En este momento me sentí solo al otro lado del mundo, lejos de Francia. Tuve el sentimiento de ser libre.

De repente oí voces de personas subiendo. Pero había algo extraño, o diría familiar... ¡ellos estaban hablando francés! Por supuesto empezamos a hablar y descubrimos que nosotros veníamos no sólo de la misma región, ¡sino del mismo pueblo! A mí me pareció increíble.

1 comentario:

  1. ¡Qué increíble casualidad, Rodolphe!!!

    La anécdota está muy bien contada, solamente te corregiré(en mayúsculas) dos cositas: "COMO no era posible comenzar nuevos cursos durante el año, mis padres ...."
    "En ESE momento me sentí solo...."

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